Mientras que todo apunta a que lo católico está en crisis, Hakuna se ha expandido desde Madrid por toda España y está presente en más de 15 países.
El diario El Mundo, que ha recogido el crecimiento de este movimiento juvenil, destaca que las personas que frecuentan este movimiento no buscan aislarse, es más, dicen que «disfrutan de todo porque todo es bueno» y, como son jóvenes, llevan la fe hasta a las copas«, comenta uno de sus miembros.
Han revolucionado la forma de vivir la fe.
Otro miembro cuenta que si tuviera que explicar a un amigo qué es Hakuna diría que son «una fila de locos que siguen a Cristo» y describe el carisma como «vivir arrodillados, vivir la vida ya resucitada en la tierra y que todo sea verdad para disfrutar de todo». Aclara que «no es incompatible el sufrimiento con vivir con alegre cara de resucitados porque sabes que hay un Dios que te quiere». Y vivir arrodillados lo asemejan con la humildad.
La música para ellos es importante: «viven lo que cantan y cantan lo que viven». «Son canciones que presentan un grito del alma en búsqueda de un Dios, aparentemente ausente, cuyo poder parece flaquear. Pero en ese ‘caos’ se esconde la libertad del hombre y una belleza que nos sobrepasa», cuentan desde Hakuna.
«Viven lo que cantan y cantan lo que viven».
¿Qué tiene este movimiento que tanto atrae? Don Josepe, el sacerdote fundador del movimiento, aseguran que es por contagio. «Cuando hay un grupo de cristianos que viven y dejan a Dios hacer, eso se contagia», afirma el joven. El sacerdote comenta que «de la misma manera que los perros huelen el miedo, los jóvenes huelen la vida. Donde ven que hay vida se despierta el deseo y se produce contagio. Solo la Vida, en mayúsculas que es Dios, da vida». Además explica que «las personas que se están acercando a la Iglesia lo están haciendo desde el interior, no como algo impuesto» por eso no es algo pasajero, sino que permanecerá en ellas.
Fuente: El Mundo