No puedes ser lo que quieras… ¡puedes ser lo que eres! Y eso es infinitamente mejor.
Vivimos
un tiempo en el que parece que uno puede esquivar la realidad. Nos
venden que podemos ser lo que queramos; y, cuando no lo conseguimos, nos
frustramos, nos deprimimos y nos castigamos. ¿Cómo culpar a un pez por
no poder trepar un árbol? Es ilógico, ¿verdad? Pues aplícatelo. No te
culpes por no ser lo que no eres.
Eres tú. Y molas mogollón.
Esfuérzate,
trabaja en ti, crece, y cuídate. El truco está en ser la mejor versión
de TI, no un intento de ser otra persona que se te parece. Piensa que
hay alguien que te ha diseñado así por algo. No hay centímetro de ti que
no haya sido escogido a propósito. Sí, Dios te ha pensado así. Así que
acéptate y cuídate.
Si Dios, que es lo más grande que existe, te quiere con locura… ¿por qué no ibas a quererte tú?