En pocas palabras la JMJ se podría definir como encuentro. Encuentro con culturas, con el mundo, con nuevas personas, con uno mismo y, ante todo, encuentro con Dios.
"Encuentro, ante todo, con Dios"
Es una experiencia que nos ha demostrado que VV (vamos viendo) en manos de Dios nunca sale mal. Una experiencia que nos recuerda lo que es vivir la juventud desde Cristo, y que nos muestra como ser alegre desde, en, por y para Cristo.
"VV en manos de Dios nunca sale mal"
En medio de las anécdotas, colas en super, bares y trenes, conciertos, horas santas, misas, bailes… nos unimos y nos damos cuenta que no estamos solos para cambiar el mundo. Que ese “sueño” que parece imposible, se vuelve más que posible cuando ves la grandeza de esa Iglesia que tanto has oído hablar y ahora puedes ver con tus propios ojos.
Y, sí, eso es lo que más queda impregnado en el corazón: estar unidos a pesar de tantas diferencias, problemas y realidades. Estar unidos en un mismo propósito, con un mismo espíritu y una misma juventud. Estar unidos, más de un millón de jóvenes, no jóvenes, acompañantes, voluntarios, religiosos, sacerdotes… en nombre de Uno. Porque todo esto es para Su Gloria.
"Unidos en un mismo propósito, con un mismo espíritu y una misma juventud (...) en nombre de Uno"
"Unidos en un mismo propósito, con un mismo espíritu y una misma juventud (...) en nombre de Uno"
Días de compartir, de reír, de llorar, pero sobre todo, días de agradecer, alegrar y alabar.
- Agradecer el regalo tan bonito que es poder vivir esta experiencia que te cambia la vida.
- Alegrar a tu hermano, a ese que tienes al lado. Porque “la alegría es misionera (…) y tengo que llevar esa alegría a los demás (…) para ser como las raíces de la alegría”
- Alabar en todo momento al culpable de esto. Porque al final van a tener razón… los cristianos estamos locos, pero locos de Amor.
"Los cristianos estamos locos, pero de Amor"
"Los cristianos estamos locos, pero de Amor"
Una experiencia única y espectacular.
Una oportunidad muy grande de abrirte, en corazón y alma, a Dios. De conocerte, de conocerLe más, de reflexionar y de cambiar, de crecer y de poder compartir todo lo aprendido. Porque… “queridos jóvenes, ¿esto se lo van a quedar para ustedes o lo van a llevar a los otros?”
Me quedo con el “Sí” de María, con ese “se levantó y partió sin demora”, que es una respuesta que nace de dejar a Dios hacer su voluntad.
Porque sea cual sea la vocación de la persona, la respuesta debe ser siempre “hágase en mí”.
Porque sea cual sea la vocación de la persona, la respuesta debe ser siempre “hágase en mí”.
Yolanda P.