Los Cuatro Amores, de C. S. Lewis

Los Cuatro Amores, de C. S. Lewis

 

Muchos conocen a este autor por obras que han sido auténticos éxitos, como las Cartas del Diablo a su Sobrino, o por las adaptaciones al cine de sus famosas novelas de Las Crónicas de Narnia. Sin embargo, Lewis tiene muchísimo más que ofrecer tanto en su conocimiento de lo humano como de los divino. Así, de hecho, el conciso ensayo Los Cuatro Amores es donde confluyen ambas cosas, demostrando que sabe muy bien donde reside auténticamente la llamada sobrenatural en el hombre.

El pensamiento que recoge Lewis en esta obra, con un contenido de gran valor que merece la pena contemplar detenidamente, responde a la cuestión por el amor, que no podría ser más actual. No lo tenemos claro, esa es la verdad. En la ligereza del lenguaje que caracteriza nuestro tiempo incluimos en el amor sentimientos, deseos, sacrificios, atracciones, pasiones, egoísmos, caprichos, entregas. Los significados que le damos abarcan desde lo más elevado hasta lo más bajo, desde lo más abstracto hasta lo más ordinario. Pocos términos hay más difusos hoy en nuestro lenguaje. Por eso, en nuestra confusión general, esta sencilla aunque profunda exposición es de extrema utilidad para centrar nuestras ideas, comprender el valor del amor bien vivido y, sobre todo, aplicar pautas en nuestra vida para gozar de un amor muy humano y muy divino.

Lewis utiliza a los clásicos pensadores para apoyarse en su conocimiento sobre el ser humano y las capacidades que lo condicionan realmente. Esto podría hacer que parezca una obra difícil de entender o directamente infumable de primeras, pero no es para nada así. Hay que prestar mucha atención, es cierto, pero el propósito de Lewis es ordenar y racionalizar este concepto tan profundo en aquellos en los que ha sido distorsionado por una mentalidad excesivamente dominada por lo afectivo y lo irracional. Eso no se puede hacer sin recursos que apoyen el orden y la razón. Por eso, el obstáculo más grande para disfrutar de una lectura como esta puede ser que el lector se disponga a sí mismo desde el principio a no comprenderla por creerse en una posición superior a la exposición profundamente racional del autor. Con estas páginas podremos apoyar nuestros desbocados afectos sobre el conocimiento de la realidad, lo cual no es ninguna tontería.

De esta manera, Lewis clasifica, después de responder desde el realismo a la cuestión sobre la verdadera naturalidad del amor, cuatro niveles del amor, desde el más básico hasta el más elevado, ninguno perverso en sí mismo, todos necesarios, como piezas indispensables en nuestra experiencia para vivir desde el verdadero orden de la realidad el único fin al que todos estamos llamados. En este mes lleno de cupidos, corazones, flechazos y flores, os proponemos disfrutar de este recorrido tan sensato para recuperar el realismo en la idea que tenemos sobre algo tan esencial como lo es la única virtud que permanece hasta la vida eterna.

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