¿Y yo, por qué he de vivir? Pablo Benavent

¿Y yo, por qué he de vivir? Pablo Benavent

Mi nombre es Pablo Benavent, tengo 18 años y soy el sexto de siete hermanos. Me he criado en el seno de una familia cristiana y esto, es una espada de doble filo.

Desde bien pequeño en mi casa se ha hablado del perdón, del amor, de un Dios que está junto a nosotros, siempre, y la verdad, hay un momento en la vida que todo esto empieza a sonarte mal, pues hay un momento en la vida en el que comienzas a darte cuenta de las cosas, y en especial, a sufrir. Como podéis ver no somos una familia pequeña y sin embargo me he sido solo tantas veces y me he preguntado en tantos momentos ¿Por qué he de vivir? Que no encontraba sentido a nada.

Llega un momento en el que la fe de tus padres ya no te sustenta y comienzas a sentir la soledad, a ver que tus amigos ya no son tan amigos, descubres que las mujeres te dan un cariño especial, que la fama te hace sentirte importante, y que tu familia ya no está tanto a tu lado como te imaginabas. Y… Sí, os soy sincero, hasta este mismo año no me había dado cuenta, que todo este sufrimiento, toda esta desesperanza, todo el sinsentido de vivir, el Señor lo había permitido con un propósito, que pudiera encontrarme con Él.

Ahora me doy cuenta, que, el pecado que me ha conducido a la muerte tantas veces tenía un sentido, que no poder amarme a mí mismo era una mentira, que mi Cruz no la estaba llevando solo.

Esto no significa que tengas que pecar para encontrarte con Él, sino que, a pesar de lo que hagas su misericordia perdurará siempre. De esta sencilla manera del señor se hizo el encontradizo conmigo en una eucaristía, donde entendí, que es el trozo de pan qué pruebas por tradición en la primera comunión, y que continúas comiendo por capricho los domingos en misa, que ese trozo de pan que puedes partir, que puedes morder, que puedes tirar, Es Dios mismo.

Entonces fue cuando comprendí, que mis sufrimientos tienen un sentido, que mi vida tiene un propósito, que soy amado por alguien incondicionalmente, que soy perdonado, que vivo una soledad acompañada por Jesucristo mismo manifestado en ese pobre trozo de pan.

Porque no está en juegos el creer o no creer, está en juego nuestra vida!

Y todo depende de qué tú hoy, SÍ, hoy mismo, dejes atrás tu orgullo, tu pecado, tus dudas y dejes recaer todo el peso que tienes en la espalda en aquel trozo de pan. Y fue en ese preciso y sencillo instante el que entendí, que mi vida no la llevo yo, que yo no soy el Dios de mi vida, que hay cosas que se me escapan de las manos, que yo solo no puedo con nada, porque fue en ese preciso y sencillo instante en el que empecé a vivir.

Y si tu alguna vez también te has hecho esta pregunta de ¿y yo, por qué he de vivir? Pues por Él, has de vivir por Él. Sí, es así de simple… por Él.


Pablo Benavent

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