Nos empeñamos en comernos el mundo, proclamando nuestra libertad para hacer lo queremos, cómo y cuándo queremos; para cumplir deseos, a cada minuto, de cada día, semanas y años, y durante toda la vida. Se nos olvida que esa vida y esa libertad son dones que se nos han regalado.
¿Por qué tantas veces escuchamos alrededor gente que se lamenta?: «No me siento amado, no me quiero, estoy triste, me siento solo»… Y es que olvidamos el mayor acontecimiento: que cada uno tenemos dentro el corazón de Cristo Jesús y eso es lo que define nuestra identidad, si lo acogemos y dirigimos a Él la mirada.
Mater Mundi nos ofrece esta conferencia