Han pasado ya cinco años y todos recordamos aquel 3 de junio de 2017 en el que Javier Echeverría, «el héroe del monopatín», entregaba su vida por salvar a dos personas que estaban siendo atacados por tres terroristas islamistas en el Puente de Londres.
Pero esta entrega no era producto de la casualidad, Ignacio era un buen cristiano, afirma su padre. Colaboraba en Acción Católica, aportaba dinero a la Iglesia, daba catequesis y se implicaba en la defensa de los valores cristianos; «su muerte puede ser útil, valió la pena por el ejemplo del esfuerzo de una persona normal. Hay razones para la canonización. Pero ya veremos», afirma.
Quienes le conocían destacan que no solo era creyente y practicante, sino también una persona para quien la Fe jugaba un papel fundamental, situado en el centro de su vida.
Como subraya el diario ABC, en aquel entonces el Papa dijo que «son dignos de consideración y honor especial aquellos cristianos que, siguiendo más de cerca los pasos y las enseñanzas del Señor Jesús, han ofrecido voluntaria y libremente su vida por los demás y perseverado hasta la muerte en este propósito». Es por eso que el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, ha planteado la idea de canonizarle, de acuerdo también con lo que han sugerido desde hace algunos meses varios familiares y amigos.
Fuente: ABC