Respuesta
¿Qué le importa a Dios que yo sufra o haga un ofrecimiento de algo que
me cuesta por Él? Esto es algo que nos viene de los judíos, que es el
primer pueblo elegido por Dios. Y nosotros continuamos su trayectoria.
Dios le enseñó a su pueblo que los sacrificios de ellos hacia Dios
calman su dolor por el pecado. Es como cuando tenemos que consentir al
novio(a) porque fuimos groseros o impacientes. En el Antiguo Testamento,
cuando alguien pecaba, el modo de calmar a Dios era ofreciéndole
sacrificios. Normalmente eran animales, pero eso poco a poco fue
cambiando, y un día dijo Dios: “Ya no quiero sacrificios (de animales),
sino un corazón arrepentido, puro”.
Entonces, si yo ofrezco a Dios cosas de mi día, especialmente que me
cuestan, Dios lo recibe con gusto y ayuda a aligerar la carga que llevo a
mis espaldas.
Una cosa más: ¿Qué valor tienen tus sacrificios? Muchísimo. Tú sabes que
Jesús llevó su cruz y murió en ella. Pues San Pablo nos muestra el
camino para nosotros imitarle a Él, y lo dice con estas palabras: "Ahora
me alegro por los padecimientos que soporto por ustedes, y completo lo
que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, en favor de su
cuerpo, que es la Iglesia.” Col 1,24. Por tanto, mis dolores y
ofrecimientos pueden ser unidos a los de Cristo para agradar al Padre,
que está en los Cielos.
Fuente: NEWFIRE