Unas 200 personas participaron en la noche del viernes en la Marcha por la Paz que concluyó en la explanada de la catedral de Santa María la Real de la Almudena con una oración por el eterno descanso de los fallecidos en la guerra de Ucrania.
«Esta noche aquí, en Madrid, queremos también ser constructores y artesanos de paz, siguiendo las huellas de san Francisco de Asís», afirmó el arzobispo de Madrid, cardenal D. Carlos Osoro, durante la oración que presidió desde la escalinata de acceso a la catedral. Esta paz «debemos implorarla y trabajar por ella, porque es don y tarea, regalo y esfuerzo cotidiano». Añadió que «dar la paz y pedir la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo».
Se trata, explicó, de una «paz activa y armada contra todas las formas de egoísmo e indiferencia que nos hagan poner los intereses mezquinos sobre la dignidad inviolable de cada persona». Y, además, «reclama que hagamos del diálogo un camino; de la colaboración común, nuestra conducta; del conocimiento recíproco, método y criterio».
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