3. ¿Por qué buscamos a Dios?
Dios ha puesto en nuestro corazón el deseo de buscarle
y encontrarle. San Agustín dice: «Nos hiciste, Señor,
para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que
descansa en ti». Este deseo y búsqueda de Dios lo
denominamos Religión.
[27-30]
Para el ser humano es natural buscar a Dios. Todo su afán
por la verdad y la felicidad es en definitiva una búsqueda
de aquello que lo sostiene absolutamente, lo satisface
absolutamente y lo reclama absolutamente. El hombre
sólo es plenamente él mismo cuando ha encontrado a
Dios. «Quien busca la verdad busca a Dios, sea o no consciente de ello» (santa Edith Stein). 5, 281-285
📖 Con el fin de que
lo buscasen a
él, a ver si, al menos a
tientas, lo encontraban;
aunque no está lejos de
cada uno de nosotros,
pues en él vivimos, nos
movemos y existimos. Hch 17,27–28a
4. ¿Podemos conocer la existencia de Dios mediante la razón?
Sí. La razón humana puede conocer a Dios con certeza.
[31-36, 44-47]
El mundo no puede tener su origen y su meta en sí
mismo. En todo lo que existe hay más de lo que se ve. El
orden, la belleza y la evolución del mundo señalan más allá de sí mismas, en dirección a Dios. Todo hombre está
abierto a la Verdad, al Bien y a la Belleza. Oye dentro de
sí la voz de la conciencia, que le impulsa hacia el Bien y
le alerta ante el Mal. Quien sigue esta pista razonablemente encuentra a Dios.
📝"La más noble fuerza del hombre es la razón. El fin más elevado de la razón es el conocimiento de Dios" San Alberto Magno (1200-1280, dominico, maestro universal, Doctor de la Iglesia y uno de los mayores teólogos de la Iglesia)
¿No lo entiendes? ¡Mons. José Ignacio Munilla te lo explica!👇